Mi Álbum

3. Un debut inesperado

Pedro sustituye a Etoo en su debut de LigaEse día fue uno de los más intensos de mi vida. Cuando me levanté por la mañana no podía imaginar, ni por lo más remoto, que esa misma jornada cerraría los ojos después de haber debutado con el primer equipo ¡Y en el Camp Nou! El sueño dorado de todos los futbolistas de La Masía.


Seguí la misma rutina diaria. Acudí a entrenar a la Ciudad Deportiva, en Sant Joan Despí. Tocaba preparar un partido de Tercera división contra el Balaguer, fijado para el día siguiente. En esos momentos, era el único objetivo en mi cabeza. Pero Pep, mi entrenador en el filial, se aproximó para dar un vuelco a todo: "Pedro, Rijkaard te necesita en el banquillo para el partido de esta noche contra el Murcia"... ¿Cómo? Era un ‘shock' total. Aunque ya había debutado con el primer equipo en Palamós, unos minutos en la final de la Copa Catalunya, ir convocado para un partido oficial de Liga eran palabras mayores. Ya ni siquiera entrené con mis compañeros del ‘B'.

Siempre es triste sustituir a un compañero por motivo de lesión, pero la baja de Ezquerro me facilitó un sitio en el banquillo del Camp Nou. Recuerdo que todo sucedió como en una película, más aún cuando vi en el vestuario la camiseta blaugrana con el número 33 esperándome y con el nombre grabado de 'Pedrito', tal y como me hacía llamar en las categorías inferiores.

En realidad, desconocía si acabaría teniendo minutos o no. La sensación de verme en el banquillo, rodeado de estrellas, ya era mucho, aunque estaba convencido de que pronto o tarde llegaría mi oportunidad. El tiempo pasó volando hasta que me invitaron a calentar, pero la espera se alargó hasta el 89', minuto en el que me acerqué a la banda listo para la acción.

Pedro, en su debut en Primera división

El estadio era una fiesta, ganábamos cómodamente por 4-0. En ese tramo final, Frank Rijkaard me llamó para salir por Samuel Etoo. Y llegó el momento. Me invadió la emoción cuando salté al césped, dispuesto a darlo todo y sin pensar en lo poco que quedaba de partido. La reacción del público fue fantástica, creí vivir un sueño cuando escuché a la grada: "Pedriiiiito, Pedriiiiito", cantaban a coro.

Concluido el partido pude reflexionar sobre lo sucedido: saltar al Camp Nou y debutar con el primer equipo del club más grande del mundo. Sin duda, es lo máximo para un jugador, llegar desde abajo, desde la cantera, al primer equipo y después pelear para permanecer durante años. Es algo inmenso y por lo que todos los jugadores de la casa luchamos.

La primera llamada fue a mi familia, a mis padres, a mis hermanos. Lo único que lamenté fue que lo rápido de los acontecimientos impidió que ellos estuviesen con nosotros disfrutando en directo del momento. Aún así, sé que en mi casa de Abades se vivió con intensidad, emoción y orgullo. Después de aquello, me prometí repetir y jugar más minutos. Afortunadamente, la realidad ha superado los mejores sueños.

Aún así sabía cuál era mi sitio. El día siguiente al debut, viajé a Balaguer con mis compañeros del 'B' para mostrales mi apoyo. No pude vestirme de corto y me tocó sufrir desde la grada con el empate (1-1).

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